MISAS COMUNES
1. Por razón de comodidad, en cada uno de los Comunes, se proponen varias Misas con todos sus elementos: antífonas y oraciones. El sacerdote, si lo juzga oportuno, puede cambiar entre sí las antífonas y oraciones de un mismo Común, eligiendo los textos que crea más aptos desde el punto de vista pastoral. Más aún, en las Misas que son “memoria” la oración sobre las ofrendas y la oración después de la comunión pueden tomarse también de las ferias del respectivo tiempo litúrgico, además de las propuestas en los mismos Comunes.
2. En el Común de mártires y en el Común de santos y santas, todas las oraciones que se proponen para los varones pueden también usarse para las mujeres, cambiando el género.
3. En cada uno de los Comunes, los textos redactados en singular pueden ser empleados para varios, cambiando el número. Del mismo modo los textos en plural se pueden aplicar para uno solo, cambiando igualmente el número.
4. Las Misas que se proponen para determinados tiempos y circunstancias, utilícense en los mismo tiempos y circunstancias.
COMÚN DE LA DEDICACIÓN DE UNA IGLESIA
EN EL DÍA DE LA DEDICACIÓN
Los textos de las Misas "en el día de la dedicación de una iglesia" y "para la dedicación de un altar" se encuentran entre las Misas Rituales, pp.
EN EL ANIVERSARIO DE LA DEDICACIÓN
I. En la iglesia dedicada
Antífona de entrada
Tú eres temible, desde tus santuarios. el Dios de Israel concede a su pueblo el poder y la fuerza. ¡Bendito sea Dios! (T.P. Aleluia) (Sal. 67,36)
Se canta o se dice el Gloria.
Oración colecta
Cada año, Señor Dios nuestro,
nos permites celebrar el día de la dedicación de este santo templo;
por eso te pedimos, que escuches las oraciones de tu pueblo
y nos concedas celebrar siempre aquí una liturgia digna de tu Nombre
para obtener los frutos de tu redención.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo
que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo,
y es Dios, por los siglos de los siglos.
Se dice el Credo.
Oración sobre las ofrendas
Al recordar el día en que llenaste de gloria y santidad
este templo consagrado a ti, Dios nuestro,
te pedimos que nos conviertas en una ofrenda digna de tu agrado.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Prefacio
EL MISTERIO DEL TEMPLO DE DIOS, QUE ES LA IGLESIA
V. El Señor esté con ustedes
R. Y con tu espíritu.
V. Levantemos el corazón.
R. Lo tenemos levantado hacia el Señor.
V. Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
R. Es justo y necesario.
Realmente es justo y necesario,
es nuestro deber y salvación
darte gracias siempre y en todo lugar,
Señor, Padre santo,
Dios todopoderoso y eterno,
por Cristo, Señor nuestro.
Porque en la casa visible que nos permitiste construir,
donde no cesas de ayudar a tu familia que peregrina hacia ti,
simbolizas y realizas admirablemente
el misterio de tu comunión con nosotros.
Aquí edificas para ti, el templo que somos nosotros mismos
y haces crecer como Cuerpo de Cristo
a la Iglesia diseminada por todo el mundo,
la que alcanzará su plenitud en la Jerusalén celestial.
Por eso, unidos a los coros de los ángeles,
cantamos un himno a tu gloria,
diciendo sin cesar:
Santo, Santo, Santo...
Antífona de comunión
Ustedes son templo de Dios y el Espíritu de Dios habita en ustedes.
El templo de Dios es sagrado y ustedes son ese templo. (T.P. Aleluia). (Cf. 1 Cor. 3,16-17)
Oración después de la comunión
Padre del cielo, te rogamos que tu pueblo santo
reciba la gracia y el gozo de tu bendición,
para que comprenda que se ha hecho realidad en su interior
lo que hoy celebra externamente.
Bendición al final de la misa:
Puede usarse el texto de la bendición solemne del núm. con las palabras: para celebrar el aniversario de la dedicación de esta iglesia.
II. Fuera de la iglesia dedicada
Vi la ciudad santa, la nueva Jerusalén, que descendía del cielo y venía de Dios,
embellecida como una novia preparada para recibir a su esposo. (T.P. Aleluia). (Cf. Ap. 21,2)
O bien:
Esta es la morada de Dios entre los hombres: él habitará con ellos, ellos serán su pueblo, y el mismo Dios estará con ellos. (T.P. Aleluia). (Cf. Ap. 21,3)
Señor y Dios nuestro, que construyes un templo eterno para ti
con las piedras vivas que son tus elegidos;
en el aniversario de la dedicación de la (iglesia N.) (basílica N.)
te pedimos que multipliques en tus hijos los dones del Espíritu Santo,
para que el pueblo fiel, al ir creciendo de día en día,
edifique la Jerusalén celestial.
Padre eterno, que quisiste llamar "Iglesia" a tu pueblo;
concédenos que la comunidad congregada en tu nombre
sepa temerte, amarte y seguirte
y haz que, guiada por ti, alcance la Vida eterna.
y es Dios por los siglos de los siglos.
Recibe, Señor, la ofrenda que te presentamos,
y concédenos experimentar en este templo
el fruto de tus sacramentos,
y obtener el cumplimiento de nuestros legítimos deseos.
EL MISTERIO DE LA IGLESIA,
QUE ES LA ESPOSA DE CRISTO Y EL TEMPLO DEL ESPÍRITU
Dios todopoderoso y eterno
Tú quisiste habitar en esta casa de oración,
donde siempre nos ayudas con los dones de tu gracia,
convirtiéndonos en templos del Espíritu Santo,
llamados a resplandecer con una vida agradable a ti.
Tú santificas constantemente a la Iglesia,
que es la esposa de Cristo,
representada en sus templos visibles,
para que, como madre feliz de una multitud de hijos,
merezca ser introducida en tu gloria del cielo.
A manera de piedras vivas, ustedes son edificados como una casa espiritual
para ejercer un sacerdocio santo. (T.P. Aleluia). (Cf. 1 Ped. 2,5)
Dice el Señor: Mi casa será llamada casa de oración: en ella, el que pide, recibe; el que busca, encuentra; y al que llama, se le abre. (T.P. Aleluia). (Cf. Mt. 21,13; Lc. 11,10)
Dios nuestro, en tu Iglesia terrena has querido manifestar
un signo de la Jerusalén celestial;
te pedimos que al participar de esta eucaristía,
seamos transformados en templos del Espíritu
y podamos entrar un día en la morada de tu gloria.
COMÚN DE LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA
Estas Misas se dicen también en la conmemoración de santa María en sábado y en las Misas votivas de la Virgen María. En todas estas oraciones, donde dice “conmemoración” puede decirse en su lugar “memoria” si parece conveniente.
I. TIEMPO DURANTE EL AÑO
Estos formularios pueden usarse según las normas, también en tiempo de Cuaresma, donde se realice alguna celebración de la Santísima Virgen inscrita en el calendario propio.
1
¡Salve, santa Madre!, Virgen, Madre del Rey, que gobierna para siempre el cielo y la tierra.
Concédenos, Señor y Dios nuestro,
que podamos gozar de la salud del alma y del cuerpo,
y por la intercesión de la santísima Virgen María,
líbranos de las tristezas de este mundo
y danos la eterna alegría.
Escucha, Padre, la oración de tu pueblo
y acepta sus ofrendas, de manera que,
por intercesión de la Virgen María, Madre de tu Hijo,
todo deseo sea atendido
y toda petición escuchada.
Prefacio de la Virgen María, pp.
Si se utiliza el prefacio I, (p. ) donde se indican asteriscos (***) se completa así:
* en las fiestas y conmemoraciones: "en la fiesta";
* en las misas votivas: "en la veneración";
* si se conmemora un misterio de la vida de María se lo menciona directamente
(por ejemplo: "en la maternidad" ó "en el nacimiento").
Feliz la Virgen María que llevó en su seno al Hijo del Padre eterno. (Cf. Lc. 11,27)
Después de recibir los sacramentos celestiales
te suplicamos, Dios nuestro, que quienes nos alegramos
de celebrar a la Virgen María,
a ejemplo suyo nos entreguemos al servicio
de tu plan de salvación.
2
Tú eres feliz, Virgen María, porque llevaste en tu seno al creador del universo.
engendraste a tu creador y permaneces virgen para siempre.
Dios de misericordia,
fortalece nuestra débil condición
y, al recordar en este día a la Madre de tu Hijo,
concédenos por su intercesión vernos libres
de todas nuestras culpas.
que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo
Al conmemorar a la Madre de tu Hijo,
te pedimos, Señor,
que gracias a este sacrificio
nos conviertas bondadosamente en una ofrenda eterna.
El Todopoderoso ha hecho en mí grandes cosas; su nombre es santo. (Lc. 1,49)
Señor y Dios nuestro,
después de haber participado de la redención eterna,
te rogamos que, al celebrar a la Madre de tu Hijo,
experimentemos la abundancia de tu gracia
y nos acerquemos cada vez más a la plenitud de tu salvación.
3
El Señor, el Dios altísimo, te ha bendecido a ti, Virgen María,
más que a todas las mujeres de la tierra. Él ha engrandecido tanto tu nombre
que los hombres no dejarán de alabarte. (Cf. Jdt. 13,18)
Te pedimos, Padre de bondad,
por la oración eterna de la Virgen María,
cuya gloriosa memoria hoy celebramos,
que nos hagas dignos de participar, como ella,
de la plenitud de tu gracia.
Al celebrar con alegría a la Madre de tu Hijo,
te ofrecemos Padre, este sacrificio de alabanza
y te suplicamos que, por este sagrado intercambio,
aumenten en nosotros los frutos de tu salvación.
Me llamarán feliz todas las generaciones porque Dios miró con bondad
la pequeñez de su servidora. (Cf. Lc. 1,48)
Alimentados con esta eucaristía,
que podamos confesar con las palabras y las obras
a tu Hijo, nacido de madre virgen,
a quien hemos recibido en este sacramento,
que vive y reina por los siglos de los siglos.
4
Los grandes del pueblo buscarán tu favor. Llevada hasta el rey, las vírgenes van detrás, sus compañeras la guían, con gozo y alegría. (Cf. Sal. 44, 13.15.16)
Perdona los pecados de tus hijos, Señor,
y ya que no podemos agradarte con nuestras obras,
concede que seamos salvados
por la intercesión de la Madre de tu Hijo,
Jesucristo, que es Dios y vive y reina contigo
en la unidad del Espíritu Santo
por los siglos de los siglos.
Recibe, Señor, los dones que te presentamos
y haz que nuestros corazones,
encendidos por la luz del Espíritu Santo a ejemplo de María,
busquen y conserven,
tu palabra y tu voluntad.
Alaben al Señor nuestro Dios, porque en María, su servidora, ha manifestado su misericordia, tal como lo prometió a su pueblo Israel.
Después de celebrar la eucaristía,
te rogamos, Dios nuestro,
que cuantos veneramos la memoria de santa María, siempre Virgen,
seamos partícipes, como ella, del amor eterno.
5
¡Alégrate!, llena de gracia, el Señor está contigo: ¡Tú eres bendita entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre! (Cf. Lc. 1,28.42)
Entre los humildes y los pobre,
has elegido, Dios nuestro, a la Santísima Virgen María
para ser Madre del Salvador;
concédenos que, siguiendo sus ejemplos,
podamos ofrecerte una fe sincera
y poner en ti la total esperanza de nuestra salvación.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo,
que es Dios y vive y reina contigo
Recibe, Padre, las ofrendas de tu pueblo,
que celebra la obra de la inmensa caridad de Cristo,
y confírmanos en el amor a ti y al prójimo,
con el ejemplo de la gloriosa Virgen María.
Cosas admirables se dicen de ti, Virgen María: porque el Todopoderoso he hecho en ti grandes cosas. (Cf. Sal. 86, 3; Lc. 1,49)
Concede, Padre, a tu Iglesia
que, fortalecida con este sacramento,
recorra con entusiasmo los caminos del Evangelio,
hasta que pueda alcanzar
la gozosa visión de la paz,
de la que ya goza para siempre
tu humilde servidora, María Santísima.
6
La Virgen María engendró a Dios y al hombre; Dios concede su paz para reconciliar en sí mismo todas las cosas.
Te rogamos, Padre, que venga en nuestra ayuda
la intercesión poderosa de la Virgen María,
para que nos veamos libres de todo peligro
y podamos vivir en tu paz.
...
afranusieki